Los gestos forman parte de la comunicación humana al igual que las palabras, pero son los elementos no verbales los que forjan el diálogo con los bebés cuando todavía no han desarrollado la capacidad de habla. El masaje infantil contribuye a fortalecer esta comunicación, así como los vínculos afectivos, el respeto y el conocimiento mutuos. Esta antigua técnica india consigue también beneficios fisiológicos en diversos sistemas del organismo.
El masaje infantil es una antigua tradición oriental practicada especialmente en India, donde se transmite de generación a generación. Durante su trabajo en varios orfanatos de este país, Vimala Schneider observó que el masaje constituía una práctica rutinaria en el cuidado de los bebés y tras aprender la técnica, inició su difusión en Occidente. Schneider fundó la Asociación del Masaje Infantil en Estados Unidos, que es internacional desde 1986. En esta organización sin ánimo de lucro participan 30 países y entre ellos, España.
“El objetivo de esta asociación es promover la nutrición afectiva a través del masaje, la comunicación entre padres e hijos y las relaciones de respeto y confianza mutuas. Con el masaje se da estructura a las caricias hasta que se automatizan los movimientos y el recorrido y así alcanza una comunicación muy íntima con el pequeño”, explica Ana Bachs, presidenta de la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI) y formadora de la Asociación Internacional.
“Contar con el consentimiento del niño es esencial en toda la técnica del masaje”, recuerda Bachs. “Uno de los objetivos es fomentar la comunicación entre padres e hijos, por lo que no tiene sentido imponer posturas y movimientos. Antes de empezar hay que pedir siempre permiso al bebé, bien con la mirada, iniciando un diálogo visual que revele si está o no preparado, o simplemente, con el contacto con las manos. Cada uno tiene una forma diferente de realizar la comunicación. La idea básica es respetar, fomentar el conocimiento mutuo, escuchar y que esta actitud se traslade luego a todos los ámbitos de la vida”.
Además de los vínculos afectivos y emocionales, el masaje infantil ofrece beneficios fisiológicos. Estas son algunas de las repercusiones más positivas en el organismo del pequeño:
En el caso de bebés prematuros, el masaje ayuda a aumentar su tolerencia al tacto de forma suave y paulatina. En estos casos es también importante escuchar al bebé y seguir el ritmo que marcan sus reacciones.